Como el viaje iba hasta el momento como Dios, me levanté y pensé que, con
su permiso, decidíamos hacer como él, al séptimo día descansamos. No habría
rutas este día, simplemente dedicaríamos el día a disfrutar de lo que una
ciudad como Chamonix puede ofrecerte, y así lo hicimos.
Este lunes día 2 de junio ni siquiera había puesto el despertador, no había
prisa en levantarnos, pero el cuerpo estaba acostumbrado a levantarse pronto,
así que temprano estábamos despiertos, o casi despiertos.
Temprano, al abrir la ventana de la habitación lo primero que vemos es esta
imagen, un día espectacular, ni una nube, por lo que me entró la prisa, hay que
aprovechar ahora que el tiempo lo permite.
Vista desde el balcón de la habitación del hotel, en el centro, la cima del Mont Blanc, también apreciamos el Glaciar de Bossons.
Desayunamos en la habitación, desde la misma teníamos visión directa de la
oficina de turismo local, apenas a unos 30 metros, todavía a esa hora cerrada,
eran poco antes de las 9:00H cuando varias chicas llegaron a esta oficina y
entonces sabíamos que abrirían en breve, por lo que salimos del hotel, la
primera parada era en esta oficina de turismo, mi intención era la de comprar
el llamado "Multipass Mont Blanc", tarjeta que durante el día o los
días para el que lo adquieras tienes entrada libre a varios lugares, alguno de
ellos por la climatología todavía estaban cerrados, como algún teleférico, pero
a mi no me importaba, yo en principio solo tenía en mente la visita a dos de
ellas.
En la propia oficina la chica que nos atendió muy amable y muy atenta,
nos habló básicamente lo que el multipass ofrecía pero, que todavía era pronto
y varios teleféricos estaban cerrados, pero que aun así merecía la
pena aunque solo fuera por subir al Aiguille du Midi y a Motenvers, ahorrando
cerca de 20€ por persona comprando este multipass que si compras los tickets
por separado. Bien, le dijimos que queríamos comprar el multipass y nos dijo
que allí no lo vendían, que fuéramos directamente a una de las taquillas de
cualquiera de los dos puntos citados y allí nos los vendían.
Sin más tiempo que perder nos fuimos a la entrada del Aiguille du Midi (La
Aguja del Mediodía), yo en principio un poco reacio y estaba nervioso a como
podría reaccionar mi cuerpo a la idea de subir a la altura de 3842 m, nunca
había estado al aire libre a una altura así y bueno, un poco nervioso estaba,
todo hay que decirlo. Para prevenir el posible mal de altura nos tomamos en el
mismo punto de acceso un ibuprofeno cada uno, había leído que muchas personas
sufrían mareos allí arriba por la falta de oxigeno, así que un poco de
medicación antes de iniciar el viaje en el teleférico. Esta ascensión no esta
recomendada para las personas que sufran alguna lesión cardíaca. Armado de
valor compramos el Multipass Mont Blanc, el precio fue de 56,5€ por persona,
para el multipass de un día.
Entrada al teleférico del Aiguille du Midi.
Vemos como en la cima hace frío, hay que aprovechar a subir rápido, hay pocas nubes.
Para subir hasta la cumbre del Aiguille du Midi se hace cómodamente en un
teleférico construido en el año 1955 que parte de las afueras de Chamonix y que
te sube a lo alto de la montaña del Aiguille du Midi a 3777 m de altitud en
unos 20 minutos, no va directo ya que hay que hacer un transbordo en el Plan de
l´Aiguille a 2317 m de altitud, aquí unos minutos de descanso y cambiamos de
telecabina para llegar a la cumbre. Si planeas esta actividad recordarte que
hay que ir siempre preparados para lo peor climatólogicamente hablando, el
clima a esta altitud cambia muy rápidamente, podemos estar en manga corta en
Chamonix pero en la cima estar por debajo de 0º, por lo que siempre llevar ropa
de abrigo en la mochila, gafas de sol y crema protectora, vamos a estar en alta
montaña de verdad.
Ya en la cabina del
teleférico, se llena de gente, 72 personas tiene de capacidad la cabina, la
mayoría son turistas que como nosotros van a disfrutar de las vistas y de la
experiencia, pero también va algún que otro montañero con todo el equipo,
skies, mochilas, etc. etc., que sin duda van a disfrutar más que nosotros. En
el primer tramo del ascenso el viaje en este telecabina te ofrece excelentes
vistas de ambos lados del Valle de Chamonix, va subiendo ladera arriba a unos
10 metros por segundo hasta llegar al Plan de l´Aiguille donde hay que bajar,
allí se empieza a ver mucha nieve, un bar y desde donde parten y llegan caminos
y sendas que sin duda son la delicia de los aficionados al trekking. Una mirada
arriba y, a unos 1500 m por encima, se ve muy en pequeñito a donde nos llevará
el próximo teleférico, la cumbre del Aiguille du Midi, este último tramo el
teleférico parece que va literalmente escalando una pared, la verticalidad y la
altura que va ganando a medida que se acerca a la cumbre impresionan, decir que
este teleférico es el de mayor ascensión del mundo, las vistas que vas viendo
en este trayecto son sublimes, vamos "escalando" de una forma cómoda
las montañas más altas de Europa. Pero si las vistas durante el trayecto son
sublimes no nos esperamos lo que vamos a encontrarnos arriba, no hay palabras,
mis limitados recursos lingüísticos no pueden describir la enorme belleza del
lugar, no encuentro los adjetivos para describir lo que vimos ese día,
alucinante. Lo que te encuentras cuando el teleférico te deja en la cumbre es
un edificio, con un bar restaurante, tienda de souvenirs y varias terrazas
donde las vistas son espectaculares, da igual para el punto cardinal que mires,
para un lado tienes la espectacular vista del Valle de Chamonix y si te giras
tienes las montañas más altas de Europa prácticamente a tiro de piedra, una
vista de 360º y te das cuenta de donde estas, de la enorme belleza que te
rodea, podemos ver desde aquí Los Alpes de tres países diferentes, franceses,
suizos e italianos. Pero mejor os dejo unas fotos de este lugar para haceros
una idea de lo que quiero expresar con palabras
Subiendo en el teleférico puedes ver a gente bajando.......
y subiendo.
Os propongo un juego, en la imagen hay tres montañeros, podéis verlos?.
Aquí se ven con el zoom de la cámara, ahí estaban.
Puedes pasarte horas contemplando un paisaje así.
Se coló un espontaneo en el plano, podéis verlo?.
La soledad y la montaña, preparado para bajar esquiando desde esta altura.
Vista panorámica de este punto.
Ana en el puente, a 3777 m de altura.
Vista de una de las terrazas de la base de teleférico, al fondo Chamonix visto desde 3777 m.
Por si no sabes donde estas, más alto que Dios.
Próximo lugar, el punto alto de la montaña, vamos a subir más, por las entrañas de esta mole es donde han escavado el ascensor que te lleva a lo alto.
Hace un momento apenas se veían nubes, el clima cambia rápido en estos lugares, la temperatura, fresca, pero merece la pena, y mucho, ante este paisaje es fácil quedar embelesado mirando, te pueden llegar a doler los ojos de contemplar tanta belleza.
Una vez en lo alto de montaña, las vistas todavía son más espectaculares
Ahí estamos, y tan frescos.
Bueno, yo no tanto, tenía que hacer los movimientos a cámara lenta para no fatigarme, cuando me pasaba tenía que parar un rato e intentar controlar la respiración.
Casi tocando el Mont Blanc.
Muy bonito lugar.
Aiguille du Midi, el mirador del Mont Blanc.
Nosotros estuvimos allí mucho rato, yo estaba en la gloria, y nunca mejor
dicho, teníamos las nubes a nuestra altura, "estábamos en el cielo",
no tenía prisa, lo que no hay que hacer son muchos esfuerzos, se nota, o por lo
menos a mi me pasaba, la falta de oxigeno, yo al subir escaleras ya me fatigaba
mucho y tenía que reposar un buen rato y controlar mi respiración, pero el
entorno merece la pena, merece la pena estar en este lugar y disfrutarlo sin
prisas. Pero, todavía se puede ascender un poco más, dejando este edificio nos
adentramos en el interior de la montaña, paso que se realiza por un puente que
comunica este edificio con el interior del pico de la montaña, allí nos
encontramos dos pasillos, en forma de Y, cogemos el de la derecha y llegamos a
una sala de exposiciones donde nos enseñan la historia del lugar, y donde hay
un ascensor, escavado también en la roca de la montaña que nos deja en lo alto
del pico, en los 3842 m de altura, en el ascensor siempre va un trabajador del
complejo, una vez arriba las vistas que te ofrece te dejan sin palabras, ves al
Mont Blanc, la montaña más alta de Europa, prácticamente al lado y en donde te
podrías pasar horas y horas contemplando las vistas. Otra visión que tienes
desde este lugar es que ves a alpinistas intentando la ascensión al Mont Blanc,
los ves en la lejanía, como caminan montaña arriba, ves sus tiendas de campaña,
realmente impresiona.
El Mont Blanc en lo alto, pero, podéis ver los seis alpinistas que van camino de la cima?, podéis ver dos tiendas de campaña?.
Con el zoom vemos el vivac comentado, un poco más arriba de estas tiendas a la derecha en la foto anterior podemos ver a seis alpinistas camino de la cima.
Desde el pasado invierno se abrió otra atracción más en lo alto del
Auguille du Midi, se trata de un mirador en forma de caja, pero totalmente de
cristal, justo en la pared más vertical de la montaña y donde si te cayeras no
te encontrarías con nada hasta 1035 m después, es sencillamente espectacular
poder meterte allí dentro, parece que estas flotando, una experiencia que a mi
me encantó, me gustó tanto que repetí otra vez, para entrar en este mirador te
dejan unas zapatillas especiales para que el cristal que vas a pisar no se raye
y no te dejan meter ninguna cámara, las fotos te las hacen con tu propia cámara
el personal que trabaja allí, de esta forma la cola funciona de manera fluida.
En contra de lo que pudiera parecer este mirador no da sensación de vértigo, o
por lo menos a mi, también he leído que una consecuencia del mal de altura es
la ausencia de la percepción de peligro, podría ser esto también, no lo se. Sea
como sea yo lo recomiendo, experiencia brutal y única.
Mirador extremo en lo alto de la cima, nos atrevemos?, bajo nuestros pies, nada.
Parece que estas levitando, una experiencia alucinante.
Alfombra de entrada al mirador de cristal, llamado "Un Paso al Vacío".
Me gustó mucho la experiencia, así que hice la cola de nuevo para poder meterme de nuevo en la caja.
Impresionante vista de Chamonix desde 3842 metros de altura, en primer término las terrazas del edificio donde llega el teleférico que te sube hasta aquí.
Al bajar de nuevo en el ascensor antes de cruzar el puente para volver al
edificio donde parte el teleférico decidimos ir por el pasillo que antes
dejábamos a la izquierda, este pasillo nos lleva a una salida en forma de cueva
de hielo donde directamente parte un camino por el cual puedes iniciar el
descenso a pie o esquiando, claro, hay que ser conscientes de la dificultad que
debe de entrañar aventurarte en este descenso, has de tenerlo muy claro e ir
muy bien equipado, un cartel te indica los riesgos a los que te puedes
enfrentar, aún así veías a muchas personas por las laderas de esas montañas. Al
lado de la entrada a esta cueva es de donde parten otra atracción que debe de
ser espectacular, se trata de un teleférico panorámico que atraviesa todo el
Glaciar de Géant hasta la Punta Hellbronner (3462 m), en la frontera con
Italia, este día todavía estaba cerrado, solo funciona en verano, las vistas
tienen que ser espectaculares.
Salida al "Valle Blanco".
Cueva de salida al "Valle Blanco".
Un cartel te advierte de los peligros que corres si te animas a iniciar el descenso por el "Valle Blanco", a partir de aquí te encuentras bajo tú absoluta responsabilidad.
Pequeña puerta de acceso desde el Aiguille du Midi al Valle Blanco, la verdad acojona un poco emprender un paseo así.
Puente, muy pocas personas a esas horas en el complejo.
Vi hace unos meses, cuando estaba preparando el viaje, un vídeo en YouTube
sobre este lugar que me impresionó, aquí os lo dejo para que lo veáis, en el
vídeo podemos ver unas espectaculares imágenes de este más increíble lugar,
vídeo de lo que han llamado "El Vuelo Perfecto", aunque este en
inglés las imágenes y vistas merecen mucho la pena para tener otro punto de
vista de este increíble y muy recomendable lugar que visitar.
Tras un buen rato en este alucinante sitio (casi toda la mañana) era hora
de ir pensando en decirle adiós a este fantástico lugar y de ir a realizar otra
visita, pero antes, aprovechamos la parada en el punto intermedio (Plan de
l´Aiguille) del viaje de vuelta del teleférico para descansar un poco y
disfrutar un poco más de las vistas y del lugar, dejamos que el teleférico
siguiera su camino, ya bajaríamos en otro.
En el Plan de l´Aiguille (2317 m), encima de mi cabeza en pequeñito, a 1500 m más de altura, apenas se ve el destino del teleférico, Aiguille du Midi.
Vista desde el teleférico, otra forma más de bajar desde lo alto.
Increíble experiencia, lo recomiendo a todos, prueba superada, seguimos disfrutando del día.
Acabado el paseo en el telecabina, y todavía asombrados de la belleza
que habíamos visto en lo alto de esas montañas, cogimos la moto y nos dirigimos
a la estación de tren de Chamonix, era casi la hora de comer y esta vez
visitaríamos Montenvers, el famoso Mer de Glace (Mar de Hielo) lugar al que se
llega en un antiguo tren de cremallera hasta la estación de Montenvers,
construida hace más de un siglo y que se convirtió en la primera atracción
turística de Chamonix.
Estación de Chamonix a Montenvers.
Tren cremallera que nos subirá a la estación de Montenvers.
A estas horas teníamos dudas, comemos antes del paseo en tren o después,
pues optamos por una decisión intermedia, coger la mochila y comer una vez
llegados a Montenvers, que mejor forma de comer un bocadillo que al lado de un
glaciar?.
El viaje hasta esta estación es un agradable paseo por mitad de los bosques
alpinos de las laderas cercanas a Chamonix en un viejo tren cremallera. Se
llama tren cremallera porque aparte de ir sobre dos raíles, en el centro tiene
un tercer raíl con engranajes, ayudándolo a avanzar o a frenar, de esta forma
le permite salvar grandes desniveles; el paseo apenas dura 20 minutos e
interesa sentarse en el lado izquierdo al subir y derecho al bajar para poder
ver mejor el paisaje que a medida que vamos subiendo vamos contemplando.
No iba mucha gente, por lo que te podías ir cambiando de asiento, para un lado y para otro.
El tren va subiendo lentamente la ladera, entre bosques alpinos, de vez en cuando, en cuanto la vegetación te lo permite, disfrutas de bonitas vistas del Valle de Chamonix.
Estación de Montenvers, a 1913 m de altitud.
Viejo tren que hace muy agradable el paseo.
Destino, el Mar de Hielo.
Llegamos al Mer de Glace (Mar de Hielo), nos encontramos con un
glaciar situado en las laderas norte del Macizo del Mont Blanc, es en concreto
el glaciar más grande de Francia, 11 km de largo, en algún punto con un espesor
de más de 200 m de hielo.
Bonita vista del Mer de Glace (Mar de Hielo), lo más parecido a la "curva perfecta" de Los Alpes, precioso lugar.
Vista panorámica del lugar.
Cada verano se excava en sus entrañas una cueva que es visitable, el día
que nosotros estuvimos no estaba abierta, la abrían 4 días después, una pena,
pero daba igual, el espectáculo que teníamos en frente era sublime, un sitio
maravilloso, hubiese sido el perfecto sitio para comer el bocadillo como en
principio era la idea, pero a medida que la tarde avanzaba el clima cambió y se
nubló, la temperatura bajó considerablemente y abortamos la misión de comer
allí, comeríamos una vez llegásemos a Chamonix, y la verdad es que pecamos de
optimistas, creímos que ahí arriba no haría mucho frío y la verdad es que nos
equivocamos dejando las cazadoras en la maleta de la moto.
Para bajar hasta la cueva de hielo que se escava en el glaciar se hace por
medio de un telecabina que te deja donde el glaciar llegaba aproximadamente en
el año 1900, año en los que se abrió esta atracción, hoy en día, desde ese
punto hasta llegar al inicio de la cueva hay que descender unos 400 escalones,
lo que nos da una idea del deshielo que ha sufrido este glaciar en concreto en
algo más de un siglo.
En la parte inferior de la foto podemos ver los huecos que se han abierto en el glaciar para crear la cueva de hielo, visitable solo durante el verano.
Detrás el hermoso Mar de Hielo.
Bonita vista.
Explicación del lugar y datos sobre donde estamos, increíble ver a donde llegaba el glaciar en el año 1820 y donde esta ahora, tendremos la culpa de algo?.
Sobre las 16:00H decidimos bajar a Chamonix a comer, la decisión de comer
allí arriba nos había retrasado un poco los planes, pero daba igual, con unas
barritas energéticas habíamos tirado un buen rato.
Una vez en la estación de Chamonix comimos y la verdad es que nos sentó de
maravilla, nos dedicamos a dar un paseo por las calles de esta bonita ciudad
alpina y pronto nos retiramos a descansar, mañana volveríamos a la moto de
nuevo.
Este es nuestro tren, el 46.
Resumiendo, el día fue una pasada, por la mañana nos dimos un paseo por las
nubes, una de mis mejores experiencias en la vida, y después un paseo en tren
hasta el Glaciar Mer de Glace, un día muy completo y en el que al final si que
merecía la pena pagar el precio del Multipass Mont Blanc, y eso que no lo
aprovechamos del todo, pero sin duda estas dos experiencias se las recomiendo a
todo el mundo que visite esta hermosa ciudad.
8º Día - 3 de junio de 2014
CHAMONIX - FRIESSO (365 km)
Cambio de país.
Amanecimos temprano una vez más en la habitación del hotel del precioso
pueblo de Chamonix, pero eramos conscientes de que el viaje debía de continuar,
era la hora de ponerse de nuevo el traje de cordura y de hacer kilómetros
después del descanso de moto del día anterior.
Tras el desayuno salimos del hotel despidiéndonos de Chamonix, hoy el
destino era la vecina Suiza, en concreto el pequeño pueblo de Friesso, cerca de
la ciudad de Airolo, en donde pasaríamos las tres siguientes noches.
Sobre las 9:00H ya estábamos en la carretera camino de la ciudad suiza de
Martigny, camino que ya conocíamos cuando hace dos días habíamos regresado del
Col del Gran San Bernardo a Chamonix.
Hasta la ciudad de Martigny no
había perdida, ya conocía la carretera (D1506), de nuevo nos dedicamos a
admirar el paisaje, en la primera parte del recorrido el Macizo del Mont Blanc
y alguno de sus glaciares a la derecha y a la izquierda el Macizo de las Agujas
Rojas, y por el medio la carretera que nos conduce a la vecina Suiza. De nuevo
pasamos por el Col du Monters y rápidamente nos encontramos en la frontera
suiza. Continuamos hacia Martigny, pero antes debíamos de pasar el bonito Col
de la Forclaz, en el ascenso hacia Martigny cuando los arboles del bosque te lo
permitían teníamos una bonita y espectacular vista del Valle de Ródano, valle
por el que debíamos continuar camino.
Col de Montiers, tramo en obras con circulación alterna.
Camino hacia Martigny y por cualquier parte ves señales que te indican atracciones turísticas para disfrutar de la belleza de Los Alpes.
Descendiendo el Col de la Forclaz, vista del Valle del Ródano.
La ciudad de Martigny y el gran Valle del Ródano, todo ese valle seguiríamos.
Desde la ciudad de Martigny, debemos remontar el Valle del Ródano, para
ello hay dos opciones, una es la de la autopista y la otra es la de la
carretera convencional, desde allí el próximo destino es la ciudad de Brig,
unos 80 km, vamos bien de tiempo y decido ir por la carretera convencional, de
camino veo una señal que me indica el estado de los pasos de montaña cercanos y
veo que el Paso de la Novena (Nuferen) esta cerrado, me trastoca un poco los
planes porque por ese paso quería llegar al destino, pero lo bueno de que te lo
indiquen muchos kilómetros antes de que estés allí es que así tienes la
oportunidad de crear un plan B, por lo que al ver que el Paso del Simplon esta
abierto es la mejor opción que tengo, este paso lo tenía previsto hacer otro
día de estos pero así quedaba visto y llegaría al destino.
Señal indicando estado de los puertos, motos de nieve, aquí hay mercado para estos aparatos.
En Brig, hay que girar a la derecha, destino Italia, a través del
Paso del Simplon (Simplonpass), este paso de montaña es un puerto de categoría
especial abierto todo el año, cuando se hace difícil transitar por su carretera
hay un túnel para trenes de casi 20 km construido a inicios del siglo XX
(inaugurado en 1906) que comunica los dos extremos (Brig e Iselle) del puerto a
través de un túnel, se montan los vehículos en el tren y sin bajarte del
vehículo te deja en la otra punta del paso, durante muchos años este túnel fue
el túnel ferroviario más largo del mundo; este tipo de transporte es normal
verlos en bastantes pasos importantes de Los Alpes, de este modo se asegura la
circulación de vehículos todo el año, esto es muy importante en
carreteras como esta que soporta mucho tráfico, sobre todo de camiones.
El Paso del Simplon lo mandó construir Napoleón Bonaparte entre el año 1801
y 1805 con el fin de tener un paso para su artillería. La subida desde Brig
hasta la cima del Paso del Simplon es una carretera rápida, pocas curvas
lentas, con buen asfalto y que en la parte final de la subida hay unos largos
túneles, un placer rodar por esta carretera, solo que nosotros el día que lo
transitamos había muchas obras con cortes en la carretera y retenciones. Al
llegar a la cima del Paso a la izquierda ves el Hospicio que Napoleón mandó
construir al gustarle la utilidad que tenía los que hay en los pasos del Gran
San Bernardo y del Pequeño San Bernardo. Por ejemplo este Hospicio durante la
Segunda Guerra Mundial albergó hasta 600 hombres encargados de guardar la
frontera sur del Canton de Valais.
La ciudad de Brig queda atrás, empezamos a cruzar el Paso del Simplon.
Viaductos para evitar curvas peligrosas que hacen más cómodo el paso.
Subida muy rápida.
Las vistas, espectaculares.
Parte final de la subida, podemos ver el gran túnel que rodea toda la ladera de la montaña.
Este túnel te deja prácticamente en la cima de Paso, aquí un gran águila de piedra.
Cima del Simplonpass.
Ya en la cima, a la izquierda el aparcamiento del Hospicio, donde el helicóptero.
Hospicio del Simplonpass.
Precioso sitio para descansar y admirar la belleza que te rodea.
En la cima del alto del Simplompass descansamos un poco y así de paso poder
consultar el mapa para ver la ruta a seguir antes de iniciar el descenso que
nos llevaría de nuevo a cruzar la frontera con Italia. El primer tramo del
descenso es similar a la subida, muy rápido, un placer rodar en esta carretera,
una vez prácticamente que entramos en Italia la carretera cambia, se hace más
retorcida y lenta, pero bonita igualmente, también en el tramo de bajada como
en el de subida había obras.
Al cambiar la ruta prevista para hoy, debía de encontrar la forma de llegar
a la ciudad de Locarno, mirando el mapa vi que en la localidad de Masera salía
una carretera que nos llevaría a Locarno, por lo que ya teníamos la ruta
diseñada.
Bajada rapidísima, atención a los frenos en los camiones.
Asfalto en perfectas condiciones, todo listo para iniciar un rápido descenso.
Edificio que vemos al empezar el descenso del Paso del Simplon dirección Italia.
Caídas de agua por todas partes.
Llegamos a la frontera con Italia.
Nos encontramos una vez en Italia con muchos túneles de este tipo.
Ya en la ciudad de Masera, hay que girar a la izquierda en la carretera
SS337, el próximo destino la ciudad de Locarno, esta carretera atraviesa muchos
pueblos, lo que la hace aburrida y lenta, pero de repente algo nos llama la
atención, en el pequeño pueblo de Re vemos como aquí, un pueblo lejos de
cualquier sitio y perdido al pie de Los Alpes se erige una enorme Catedral
llamada Santuario della Madonna del Sangue, es increíble ver una catedral de
estas dimensiones en un pueblo tan pequeño, increíble y precioso, no paramos a
verla porque todas las puertas que vimos estaban cerradas, si no si que hubiese
merecido la pena una rápida visita.
Sorpresa al llegar al pequeño pueblo de Re, una catedral aquí?.
Puerta principal.
Vista desde las afueras del pueblo.
Desde más lejos se aprecia sus dimensiones.
Desde aquí la frontera de nuevo con Suiza esta cerca, una vez pasada la
frontera la carretera se vuelve más lenta, muchísimo más, curva y curvas
lentísimas, carretera estrecha que nos deja al pie del Lago Maggiore, en la
ciudad de Locarno, desde allí decidimos meternos en la autopista y parar en un área
de descanso para comer, eran casi las 15:00H y ya había hambre. Si las áreas de
descanso de Francia están bien, las de Suiza todavía las superan con creces,
todo limpio y nuevo, da gusto hacer una parada y descansar cuando tienes todas
las comodidades a tu servicio.
Camino a la frontera suiza, la carretera se estrecha.
Vemos ríos y pueblecitos perdidos y alejados de todo.
Frontera con Suiza, aquí no había nadie.
Una presa que regula el caudal del río Melezza.
La carretera es estrecha, no hay señalización horizontal, pero el asfalto es perfecto para ser una carretera así.
Llegando a Locarno, el transporte ferroviario funciona a pleno rendimiento en este país.
La localidad de Intragna, muy cerca de Locarno.
Puente en la ciudad de Locarno, de entre las nubes se dejan ver Los Alpes dominando el paisaje.
Después de comer y del descanso apenas nos separaban unos 40 km del pequeño
pueblo de Friesso, lugar donde teníamos que pasar las siguientes tres noches,
este trayecto lo hicimos por autopista ya que por la carretera paralela había
muchos pueblos que atravesar.
Llegamos al hotel sobre las 16:30H, dejamos todo el equipaje en la
habitación y que hacemos ahora?, es un poco pronto para quedarnos aquí, por lo
que decidimos dar un pequeño paseo, en moto, por supuesto, no me aguantaba. Sin
quitarnos la ropa de moto nos dirigimos a la cercana población de Airolo, a
apenas 7 km; es en esta localidad donde empieza la subida al Paso de San
Gotardo, y desde esta población, por la autopista también si se quiere cruzar
este paso de una forma más rápida esta la posibilidad de hacerlo por el túnel
que desde aquí te deja al otro lado del Paso de San Gotardo a través de un túnel
de casi 17 km de longitud. Yo llevaba años queriendo conocer este sitio, esta
zona ha sido el gran destino alpino que tenía pendiente por visitar, ahora iba
a pasar aquí unos días y quería aprovecharlos. Desde Airolo seguimos las
indicaciones que te llevan al Paso de San Gotardo, hay dos formas de llegar al
alto, uno es por una carretera nueva y la otra es por la conocida como
"Tremola", que es la antigua carretera adoquinada que atravesaba este
bonito paso de montaña. Como he dicho, llevaba años queriendo estar en esta
zona, llevaba años queriendo circular por la Tremola, así que no me pude
aguantar, en primer término quería llegar al alto del Paso de San Gotardo por
la Tremola, seguía la antigua carretera, carretera adoquinada típica alpina,
preciosa pero peligroso si esta mojado, vi una indicación de que esta carretera
estaba cortada a dos kilómetros, pero porque?, con lo bonita que estaba siendo
la subida, llegamos a un punto en el que una valla no te dejaba avanzar, pues
nada, media vuelta y vamos al alto por la carretera nueva, a ver si vemos
porque esta cortada la Tremola.
En Suiza cada uno circula con el vehículo que quiere, y punto.
San Gotardo, derecha o izquierda, carretera nueva o Tremola, primero a la derecha, por la Tremola, han sido muchos años esperando este momento.
Asfalto de la Tremola, no todo ella esta adoquinada, gran parte si, una pesadilla si esta mojado.
Vista desde la Tremola de la nueva carretera, una curva preciosa suspendida, parece de un Scalextric.
Carretera vieje y nueva, parecen confundirse y tocarse.
Tremola cortada, ya circulamos por la nueva hacia el alto del Paso de San Gotardo.
Paisaje espectacular desde otra curva suspendida.
Vista del Valle de Airolo, vemos la carretera como un enorme circuito.
No cabe duda, estamos en Suiza.
Túnel que te deja en lo alto del Paso de San Gotardo.
Y allí estaba, la Tremola, como vemos, cortada por la inmensa cantidad de nieve que la cubría.
Mucha nieve, sobre todo en la parte final, cubriendo esta maravilla de carretera.
Que bonita carretera.
Después del primer contacto con el alto de San Gotardo y de ver la maravilla de la Tremola
ya era casi la hora de irnos a descansar al hotel, antes paramos en Airolo para
comprar intendencia en un supermercado, el desayuno de mañana y claro, había
que celebrar lo bien que lo estábamos pasando comprando algún dulce típico de
la zona, jeje, estamos en Suiza, chocolate y cervezas para un pequeño homenaje,
que narices, nos lo hemos ganado. Al llegar a la puerta del supermercado, no me
lo puedo creer, si hay Super Bock, estos suizos si que entienden, lástima que
estas no estuvieran frías si no una caja va para la maleta, para pasar el resto
de la tarde.
Un palé de Super Bock en un supermercado de Airolo, jeje.
En la terraza del hotel, un pequeño homenaje, chocolate suizo y cervecitas frías, porque nosotros lo valemos.
Así, después de la merienda, la cena, y a descansar pronto que mañana será un día de ruta por la zona, que ganas de volver a coger la moto.....
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