“A Rapa Das Bestas”, tradición que se realiza en verano en muchos lugares de Galicia, siendo una de sus tradiciones más arraigadas. En la pequeña aldea de Sabucedo esta tradición fue declarada como “Fiesta de Interés Turístico Internacional”, y después de conocerla, sentirla y vivirla, sinceramente, poco me parece. Tradición secular que se ha mantenido hasta nuestros días casi inalterable a pesar del paso de los siglos. Quisimos vivirla, y el resultado es que nos ha fascinado. Aunque hay otros actos previos, el inicio de la fiesta verdaderamente lo sentimos cuando vemos la gran manada de caballos salvajes entrando a galope en el pueblo guiados por los mozos y mozas. En una zona segura descansarán estos días, no les faltará de nada, para que llegada la hora de la rapa sean guiados hasta el “curro”, lugar donde se llevará a cabo el ritual de la rapa.
Llegada la hora, el “curro” hasta ahora vacío se llena de
público, un espectáculo tradicional ameniza la espera, hasta que llegada la
hora las “bestias” comienzan a entrar, en riguroso silencio contemplamos como
van entrando los caballos salvajes hasta llenar por completo el “curro”, se
intuye que algo sucederá, y así es. Una vez retirado del “curro” los animales
pequeños comenzará esta tradición fascinante y emocionante, se viven momentos
de peligro, nervios y mucha tensión, los “aloitadores” y “aloitadoras” son
quienes se encargan de ir seleccionando uno a uno a los animales, se les
inmoviliza para cortarles las crines, raparlos, marcados y desparasitarlos, con
el fin de sanearlos y preservarlos, de la misma manera que se ha hecho desde
hace casi 500 años. Allí, miles de personas que abarrotamos el “curro” somos
testigos de la noble lucha cuerpo a cuerpo entre el hombre y el animal salvaje,
una lucha intensa, peligrosa, llena de adrenalina y emoción.
Tradición y ritual ancestral que hay que proteger, respetar y seguir manteniéndola viva como se hace, por su significado y como lo que en el fondo es, un bien y patrimonio de interés cultural inmaterial, que conecta a los humanos con la naturaleza como lo hacían nuestros ancestros, debiendo de servir para concienciarnos sobre la importancia de la preservación de la naturaleza y por tener el máximo respeto a los animales.